[1936 y 1937 fueron años duros para Dmitri Shostakóvich]. En 1936 fueron arrestadas su ex compañera Elena Konstantinovskaya y su amiga Galina Serebryakova... Conoce el encarcelamiento de su suegra y su cuñado, y la deportación de su hermana a Siberia. Él mismo es llamado a declarar a la «Gran Casa», salvando la vida de milagro, tras la purga de su interrogador. Su amigo el mariscal Tuckhachevsky es también detenido y ejecutado en junio de ese año 1937; después, lo fue el musicólogo Nikolai Zhilyaev; y ya en 1938, Boris Kornilov y Adrian Piotrovsky, escritores con los que había colaborado; en 1939 le llegó el turno al gran Meyerhold....
... Shostakovich esperaba su propio arresto, hasta el extremo de pasar las noches de 1936 y algunas del año siguiente sentado en el vestíbulo de su apartamento, vestido y con una maleta que reunía lo imprescindible para sobrevivir en el Gulag.
Shostakovich tuvo que retirar la Cuarta Sinfonía cuando ya estaba siendo ensayada por miedo a que le arrestaran debido a que no cumplía las consignas del régimen sobre el realismo socialista. La siguiente, es decir, la Quinta Sinfonía, afortunadamente para él, tuvo un éxito enorme. La estuvieron aplaudiendo durante cuarenta minutos. Eso probablemente salvó al compositor de ser condenado o, en su defecto, deportado. El tercer movimiento de esta 5ª Sinfonía -en palabras de la propia Encina Cortizo- "es un requiem por los millones de víctimas inocentes del régimen stalinista".
Tercer movimiento de la Quinta sinfonía de Shostakovich
Acordándome de Carlos I, una adaptación que hizo el granadino Luis de Narváez de una canción de Josquin Despretz, la Mille regretz, que le causaba particular placer al emperador y que por eso mismo se la llamó así: Canción del emperador.
P.d.: en el Diccionario de la Real Academia de la Historia, Capdepón Verdú recoge una anécdota de cierto cortesano en relación al autor de esta pieza -Narváez-. Dice lo siguiente: "... en Valladolid, en mi mocedad, un músico de vihuela llamado Narváez, de tan extraña habilidad en la música, que sobre cuatro voces de canto de órgano de un libro, echaba en la vihuela de repente otras cuatro, cosa (a los que no entendían la música) milagrosa, y a los que la entendían, milagrosísima”.
La versión, de Xavier Díaz Latorre, por el que siento gran admiración. Es de un nuevo disco que acaba de sacar.
Esta tarde escuchaba el Quinteto núm. 4 del op 13, G 280, el primer movimiento, de Boccherini. Italia produjo tantos genios y de tal calidad que se les quedó pequeña la península, su "bota", y se derramaron por el continente europeo para deleite y admiración de todos. En España recaló el compositor de Lucca.
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